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Acercamiento al español jurídico a través del atestado
Sara Montero Annerén, Jorge Morales Pastor
Universidad Carlos III de Madrid (España)
Frente a otras lenguas de especialidad que, surgiendo de la lengua común, se
caracterizan por el crecimiento constante de su léxico, el lenguaje jurídico parece
contemplarse, en especial en ciertos ámbitos como es el de la materia criminal,
con la complacencia del enrocamiento entre el conservadurismo léxico y el apego
a la fórmula, una fraseología que somete a ficción y a retoricismo huero actos y
materias que sustentan derechos y que determinan existencias. Una lengua crea-
da para el hombre, que se aleja irremediablemente del hombre llamado a habitar-
la, y que, bajo el estandarte de la precisión, alberga a veces el claroscuro de la
ambigüedad.
En el terreno del Derecho penal, palabras como delito, pena, criminal, reo, hurto o
calumnia, se documentan en español ya en los siglos XIV, X, XIII, XV, XI y XII respec-
tivamente. Aforismos como in dubio por reo, nemo poena sine crimine, exceptio veri-
tatis mantienen su vigencia. Formulismos como “que haya por formulado recurso de
apelación contra el meritado auto” atestiguan el placer del alambique.
Asimismo, el sistema procesal, vinculado a los derechos fundamentales, cuando con-
cierne al docente enseñarlo, como cuerpo vivo que es, necesita ser contemplado
como un sistema vivo que muestre sin ambages el teatro del proceso.
En el ámbito del español para extranjeros, es ineludible abordar, para los que en
número creciente lo requieren, el español jurídico como una realidad léxica y estruc-
tural comprensible, por más que su nivel de competencia lingüística parezca habilitar-
les o que una previa formación jurídica en sus países de procedencia les permita acu-
dir a referentes.
A su vez, muchos de los términos en materia penal rebasan el ámbito de la especia-
lidad, para conformar hechos y realidades de consumo inmediato por los extranjeros
que vienen a adaptarse, por razones profesionales o de otra índole, a un nuevo entor-
no lingüístico y cultural.
Son estas algunas de las razones que nos llevan a hacer una reflexión abierta sobre
la enseñanza/aprendizaje del español jurídico como sistema para uso por el profesor
o formador en el aula, articulando una propuesta didáctica en las siguientes líneas.
Contenido del atestado
Marchal Escalona define el atestado como aquel “conjunto de diligencias llevadas a
cabo por la Policía Judicial traducidas a un documento, que se actúa a prevención del
correspondiente órgano judicial o ministerio fiscal, al objeto de comprobar la existen-
cia de un acaecimiento que pueda revestir carácter de delito (hecho histórico), verifi-
car los elementos integrantes del mismo al objeto de determinar su ilicitud (hecho típi-
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co), aportando al órgano llamado a resolver en su día el material objeto de prueba que
permita constatar el hecho en su doble vertiente y, en su caso, los presuntos respon-
sables” (Marchal Escalona, A. N., 1999, p. 21)
El atestado, atendiendo a su naturaleza, se compondrá, para su confección, de una noti-
cia inicial, la aportación de objetos de prueba, y de medidas de aseguramiento y caute-
lares; atendiendo a su contenido, de actos de investigación y de actos de constatación;
y por el tipo de diligencia, de diligencia de inicio, diligencias de investigación, actos pro-
cesales de trámite, y diligencia de entrega (Marchal Escalona, A. N., 1999, p. 42-44).
Un atestado se compone de una sucesión de actuaciones: diligencias, actas e infor-
mes técnicos. La estructura que integra un atestado es la siguiente: portada, índice,
diligencias, actas, e informes. El atestado debe remitirse convenientemente encuader-
nado, foliado y sellado en todas sus páginas a la Autoridad Judicial (Marchal Escalona,
A. N., 1999, p. 57). El atestado constituye, en suma, en lo que aquí nos sirve, un aco-
pio de pruebas o investigaciones que, con la forma física de un cuaderno que reúne
diligencias, actas e informes, y con el contenido detallado y sucesivo que relata tales
actuaciones, ordenado por un instructor y con la fe de un secretario, a modo de diario
o cuaderno de bitácora, se entrega finalmente a la autoridad judicial.
El atestado como tema de la propuesta didáctica
Se propone aquí un acercamiento a la lengua de especialidad, más allá del mero
aprendizaje memorístico del léxico, esto es, a través de la convivencia del docente con
las estructuras gramaticales, la fraseología, pero, más allá, con los usos, con la apli-
cación comprensiva de esas fórmulas dentro de un contexto sistemático.
No resultaría difícil comprobar cómo la didáctica del español jurídico se resigna a acu-
dir a listados de palabras de léxico específico o a documentos aislados, muchas veces
ininteligibles para el extranjero –pues lo son también para el nativo lego en Derecho–
máxime si la labor le viene conferida a un profesor no especialista en la didáctica de
E/LE o, en el otro extremo, sin conocimientos jurídicos, como profesor sobrevenido o
circunstancial.
Proporcionar documentos reales, sin duda da muestra del interés del discente en
acaudalar esos documentos como joyas imperfectas, pero su eficacia quedará segu-
ramente circunscrita al soporte formal del léxico como curiosidad inaprensible y aisla-
da, sometida meramente a actividades de rellenahuecos o de similar signo.
Frente a esta concepción estática de la actividad con los discentes, la incorporación
de la actividad que se propone con el atestado, pretende una visión dinámica, en la
medida en que se apoya en la propia naturaleza dinámica del mismo, como sucesión
de actos que es; al igual que todo proceso, consiste el atestado en un ser en movi-
miento y, por consiguiente, conforma una diversidad de prismas, coherente y con
cohesión entre los distintos actos que lo componen. 1
1. Así, con igual sentido de proceso, vid. MORALES PASTOR, J. (2000) Una aproximación a la terminología jurídica a través
de la práctica de un trámite judicial en el aula , pp. 459-464.
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De otra parte, el trabajo en el aula por mor de la confección del atestado, no sólo per-
mite trabajar con materiales reales, sino que se inserta bien en un enfoque mediante
tareas, a la vez que comprende, en sus sucesivas etapas, herramientas didácticas
como las simulaciones, junto a estrategias de aprendizaje que devienen de la nego-
ciación y de la interacción a la que la elaboración de las diligencias (tareas capacita-
doras) del atestado conduce.
La tarea a través del atestado tiene, a un tiempo, el propósito de la reflexión sobre la
especificidad lingüística y sobre el sistema jurídico. ¿Cómo es posible hacer com-
prender el significado de ciertas formas lingüísticas, si no se entiende previamente su
sentido en un todo, en el proceso que las justifica?
El atestado ofrece la forma de un mundo cerrado, sucesivo y dinámico en el que el dis-
cente se involucra, toma decisiones, especula formas léxicas y anticipa resultados que
luego puede confirmar o corregir con los materiales reales, contexto que sin duda está
encaminado a procurar su motivación.
Se unen competencia lingüística y comunicativa, porque las formulaciones y resulta-
dos que ofrecen los alumnos en la elaboración de las tareas intermedias parten del
contagio mutuo, de la excitación recíproca de soluciones lingüísticas previamente
comunicadas y negociadas, promoviendo el desarrollo de la habilidad lingüística
comunicativa, en la definición de Bachman, “como compuesta del conocimiento, o
competencia, y la capacidad para poner en práctica o ejecutar esa competencia en un
uso de la lengua adecuado y contextualizado” (Bachman, L., 1995, pp.107-108).
A diferencia de la incorporación memorística, surge la inferencia y el alud comunicativo,
construyendo así el aprendizaje implícito de las formas lingüísticas a través del conoci-
miento explícito de las muestras de lengua de especialidad. Tal como dice Gómez del Estal
al respecto: “un uso de la gramática ligado a las actividades de comunicación. Es decir,
hacia el uso y la reflexión sobre el funcionamiento gramatical en las muestras reales de len-
gua” (Gómez del Estal, M., Zanón, J., 1999, p. 83). La naturaleza de las sucesivas tareas-
diligencias, permite la integración de las distintas destrezas (comprensión auditiva y lecto-
ra, producción oral y escrita) cuando no sus múltiples combinaciones.
La tarea atestado actúa en realidad como una suerte de metadidáctica, generando un
proceso de concienciación, en el sentido que reclama Estaire: “la secuencia concien-
ciación-responsabilidad como pasos esenciales hacia la autonomía del aprendizaje”
(Estaire, S., 1999, p. 57). Son los propios alumnos los responsables en buena medida
de su aprendizaje en cuanto construyen los instrumentos de investigación, que hacen
suyos, y conforman con ellos el análisis de las formas lingüísticas, no estático, sino con
el sentido que cobran en su actuación.
La tarea por medio del atestado congrega, a través de las sucesivas actividades con
diligencias, contenidos comunicativos, lingüísticos, socioculturales –atendiendo aquí,
también, a la especificidad del ámbito jurídico– y de aprendizaje (Martín Peris, E.,
1999, p. 33). En unas primarán más los unos que los otros, pero en casi todas la con-
currencia de todos esos contenidos resulta irrenunciable y, en buena medida depen-
derá de la formulación de las subtareas por la que se opte.
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Acercamiento al español jurídico a través del atestado
Por último, dado que el atestado suele ser la forma inicial de entrada en el proceso, es
también un modo iniciático de acercamiento a la lengua de especialidad. Sus con-
fluencias con la lengua común, y el hecho de que se acuda más limitadamente al len-
guaje jurídico que en los actos estrictamente jurisdiccionales, faculta un descenso con-
trolado en relación con éste.
Propuesta de tarea
El tema de la tarea es el atestado, constituyendo la tarea final la redacción del infor-
me final, consistente en el resumen de hechos que se proporciona a la Autoridad
Judicial, como colofón del atestado, y en el que se ha de recoger lo más destacado
de cada diligencia. Los alumnos, de nivel avanzado, trabajarán previamente, en cada
diligencia-tarea, las formas gramaticales que aparezcan, partiendo de los materiales
reales que se les proporcionan, y su actividad en clase culminará con la confección
del informe final. En el anexo correspondiente incluimos algunos ejemplos de subta-
reas.
Características del lenguaje específico del atestado
Si atendemos a la división del atestado en actos de investigación y actos de consta-
tación, nos será fácil comprobar que en aquéllos, toda vez que es precisa la pesquisa
policial para su descubrimiento, se combinan funciones comunicativas de narración y
de descripción, en tanto que en los actos de constatación, donde la labor policial se
constriñe a la objetividad y el detalle, el lenguaje se inserta funcionalmente en la sola
descripción, sin elementos narrativos, por cuanto éstos son susceptibles de incorporar
valoraciones subjetivas que no han de tener cabida en dichos actos, al ser en ellos
precisa la máxima objetividad.
Las diligencias de constatación, por su propio carácter, acuden a fórmulas de adición
de infinitivos (hacer constar, acordar solicitar), a fórmulas con valor de resultado, con
el verbo en infinitivo o participio + preposición (poner en conocimiento, quedar a dis-
posición, presentados a disposición).
El atestado, habida cuenta de su confección como constelación de diligencias, actas
e informes, se perfila como un mosaico, un gran relato caracterizado por su fragmen-
tación, por su curso interrumpido y a la vez conexo. No olvidemos que toda la labor de
instrucción aspira a un centro monitor, cual es la propia generación del cúmulo de
actos policiales, y así, las sucesivas diligencias disponen un doble plano, desde el
plano del presente se mira el plano del pasado, pero un pasado inmediato, que se
quiere simultáneo, donde todo acaece como una periferia que acude a un mismo tiem-
po hacia ese centro.
De ahí que se adopten, en las diligencias del atestado policial, las formas gramatica-
les del presente, aunque con valor temporal de pasado, en aras a mostrar la inmedia-
tez, la simultaneidad y la celeridad del proceso.
Así también, formas perifrásticas que tienen valor de incoación del acto (se procede a
comunicar).
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La fijación temporal de la sucesión de actos llega a la mención omnipresente de hora, día
y fecha en que se produce cada diligencia. Pero, además, en un intento de mostrar como
simultánea la detención del tiempo, a la vez que se busca la objetividad, se acude a las for-
mas verbales impersonales (participio: efectuado un somero estudio de las llamadas reali-
zadas; gerundio: siendo las siete horas del día; infinitivo: hacer constar).
Otras características de las formas gramaticales atienden a criterios de impersonali-
zación y de apariencia de objetividad:
• El uso frecuente de la voz pasiva (es informado de las causas determinantes de
su detención y de los derechos constitucionales que le asisten).
• El permanente empleo de la pasiva refleja (se desarrollan, se extiende, se dan
inicio las actuaciones, las investigaciones que se verifican en esta Unidad).
• El uso de la tercera persona en el relato (el Instructor que suscribe ordena).
•Formas abruptas por elisión (ordena se practiquen las siguientes diligencias: se
cite..., se verifique..., se participe...).
• Sustitución de nociones verbales por construcciones verbo + sustantivo (tener
conocimiento, venir en conocimiento, en lugar de conocer, nominalización que
sirve para dotar de un carácter abstracto, propio de un razonamiento.
• La aparición del plural, que persigue la impersonalización, cuando no el tono
aséptico del acto policial (dependencias policiales, terminales informáticos,
dependencias del Juzgado).
• Empleo de oraciones subordinadas finales y de adverbios antepuestos:
Las diligencias que solicitan intervenciones que pueden vulnerar derechos
fundamentales, como la entrada y registro en domicilio, o la intervención de las
comunicaciones, al estar vinculadas a un mandamiento judicial previo que
conceda dichos actos de averiguación, acuden al empleo de oraciones
subordinadas finales (para que, al objeto de, a fin de que) y su motivación viene
reforzada con adverbios en -mente, que se anteponen para intensificar el
sintagma (considerándose absolutamente necesario).
• El uso frecuente de conectores argumentativos, que establecen conclusión,
deducción o cierre (por todo lo cual, de este modo, por ello).
• El uso anafórico, en aras a la precisión de las diligencias del atestado (del
mismo, reseñado anteriormente, antes citado, del antedicho).
• Acumulación de locuciones prepositivas y adverbiales (a efectos de constancia,
de conformidad con, a instancias del Instructor).
Las diligencias de informe, que relatan investigaciones, al recoger pruebas y valora-
ciones de lo acaecido, se suelen redactar en las formas gramaticales de pasado, acu-
diendo al estilo indirecto si se remiten a declaraciones.
Los interrogatorios se redactan en tercera persona, usando el estilo indirecto. Las pre-
guntas son señaladas e introducidas por un participio (preguntado) y las respuestas
con la fórmula “manifiesta”; ambas, debidamente destacadas, son clichés o fórmulas
con función demarcativa, que persiguen objetividad y veracidad.
Finalizamos estos breves apuntes sobre el lenguaje específico del atestado, signando
la existencia de sustantivos de significado específico, en función del ámbito del proce-
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